El primer destello del día convertido en joya.
Una pieza única compuesta por cuentas de vidrio soplado a mano en tonos cálidos —ocre, miel, tierra— combinadas con fragmentos cristalinos que recuerdan al rocío.
Cada cuenta ha sido formada al fuego, una a una, conservando las imperfecciones de lo hecho a mano y la vibración de lo efímero.
Un vestigio solar que reposa sobre la piel.
Vidrio borosilicato trabajado a soplete.
Hecho a mano en Barcelona.